Si empiezas a modelar con fondant, te crea como una especie de adicción de la que es difícil salir. Ya sólo quieres tener ocasión de hacer una tarta para seguir modelando, así que aviso a los que todavía no os hayais animado a empezar.
Son además unas tartas con un resultado muy espectacular, por lo que en cualquier cumpleaños, si la tarta es de fondant, tiene un protagonismo diferente.
Esta tarta la ví en mi mente, en cuanto me topé sin querer en Hipercor con una bolsa de nubes con forma de pitufos. Se me tiraron al carro (es lo que tienen estas criaturitas) y menos mal que se tiraron dos paquetes, porque están buenísimos, saben a vainilla y una de las bolsas las abrí en el coche, y cayó la mitad.
El caso es que me imaginé esta tarta exactamente la he hecho y estaba buscando la excusa para hacerla, que en principio iba a ser el cumpleaños de mi cuñado Raúl, pero como no pude ir, ví el cielo abierto cuando la semana pasada me preguntó una amiga si podría llevar una tarta para el cumple de su hija (que era al dia siguiente). No podía llevar ni chocolate, ni fresa, ni coco, solo nata. Dicho y hecho, pitufitarta al ataque!
El bizcocho lleva 4 huevos, una taza de queso batido 0%, una taza de aceite de girasol, 2 tazas de azúcar, 3 tazas de harina bizcochona, medio sobre de levadura. Cuando todo esto estaba batido añadí una cucharadita de vainilla y mezclé. Al horno precalentado a 180º durante 40 minutos.
Se deja enfriar en una rejilla. Mientras hacemos un almíbar con 60 ml de agua, 60 ml de vino dulce y 4 cucharadas soperas de azúcar. Dejamos templar.
Montamos 1/2 l de nata vegetal. Yo uso de la marca ambiante, que compro en La casita dulce de las flores y es una maravilla, queda y sabe como las de pastelería y dura perfecta todo el tiempo del mundo.
Con el bizcocho ya frio, cortamos en tres partes. Yo me ayudé de una lira que adquirí en Ikea, pero si no teneis este aparatejo, se puede usar un cuchillo largo de sierra, de los de pan.
Calamos el primer bizcocho con el almíbar, cubrimos con una buena capa de nata montada. Ponemos la segunda capa de bizcocho, calamos y más nata montada. La tercera capa de bizcocho, la que hace de tapa, la calamos por la parte de dentro y ponemos encima.
De la nata sobrante, separamos un par de cucharadas en una manga para la decoración final y al resto le ponemos unas gotas de colorante azul cielo de Wilton, batimos un minuto hasta que se integre completamente el color y con una espátula larga vamos cubriendo ("repellando") la tarta completamente.
Cuando la tengamos lista la tarta, disponemos los pitufitos alrededor en fila y decoramos por encima con la nata blanca. Las letras también van de nata, con la boquilla del nº 4.
Me encantó el resultado y fue un éxito en el cumpleaños, y a pesar de los poco ingredientes que llevaba, estaba muy rica, aunque tengo que decir que nada más ponerla en la mesa, los niños se tiraron en plancha a por los pitufos y desaparecieron casi de inmediato. Ya sólo espero que vosotros me deis vuestra opinion.
Por cierto, mañana me voy a la quedada de Madrid, a una reunión de blogueros cocineros. Por fin conoceré a un montón de amigos con los que hablo a diario, gente que me cae super bien y con la que me une un sentimiento común, y sobre todo por fín voy a ver a mi AMIGA ANA con la que tengo más de una cosa en común, porque aunque parezca increible y habiendo estado siempre separadas por miles de kilómetros, tengo claro que Ana es mi amiga y eso se puede decir de poca gente.
Asi que os dejo con la pitufitarta para celebrarlo y os prometo reportaje a la vuelta, aaaains que nervios!