MASA QUEBRADA.

   Receta básica donde las haya y versátil como la que más. Para mi gusto, perfecta en dulce y salado, ideal como base de aperitivos y pasteles. Ya sabéis,  la masa quebrada es esa reina que hay que tener de fondo de despensa siempre a mano y mucho más sencilla de hacer de lo que parece. 

   Hay cosas que de comprarlas hechas en el super, a hacerlas en casa, hay un abismo de sabor [dicen que eso ocurre por ejemplo con el hojaldre, aunque yo no me he animado aún a probar el casero] y esto es precisamente lo que ocurre con la masa quebrada. Probadlo y me diréis.

   Yo lo hago en la KA, pero se puede hacer perfectamente a mano en un bol grande, usando una cuchara de madera.

   Para 1 kg de masa quebrada.  Mezclamos 375 g de mantequilla a temperatura ambiente con una yema de huevo y una cucharadita y media de sal.

   En un vaso ponemos 100 ml de leche y le diluimos 2 cucharaditas de azúcar.

   Tamizamos 500 g de harina de trigo y se la vamos poniendo a cucharadas a la mezcla de mantequilla, alternándola con la leche, un poquito de cada hasta que se acaben ambas.

   Enharinamos la superficie de trabajo, ponemos la masa y con las manos la vamos amasando un poco hasta conseguir una mezcla suave, elástica y nada pegajosa. Hacemos una bola, la envolvemos en film transparente y metemos en la nevera mínimo durante dos horas [al reposar la harina y el gluten, evitamos que luego encoja la masa al hornearla]

Para que pongáis en práctica esta receta, os aconsejo en salado las TARTALETAS DE QUESO DE CABRA CON CEBOLLA CARAMELIZADA  y en dulce las MACETITAS DE MERENGUE