HOJALDRES DE ASTORGA

  
   Así por el nombre, habrá mucha gente que no sepa cuales son estos dulcecitos, pero en cuanto veis la foto sabeis perfectamente a que me refiero. Los compraba mi madre cuando yo era pequeña, al peso en la tienda de mi barrio, y me los tenía que quitar de delante, porque era capaz de zampármelos todos de una sentada. De hecho no conozco a nadie a quien no les guste, y los habrá seguro, pero yo no los conozco.

  

   Era una receta que tenía perdida en las profundidades de los favoritos, pendientes para hacer un día, pero como no paramos, había caído un poco en el olvido. Hasta que hace unos días Jose Manuel y Rocio de Las Recetas de Triana los pusieron en su blog, que es de los que visito a diario sin falta, porque cada cosita que ponen es mejor que la anterior, visitadlos y ya me direis si no merecía la pena, una maravilla. 

   Yo he copiado la receta tal cual (porque si tenía que buscar la otra...) y AQUI os dejo el enlace original.

   Como hice sólo una plancha de hojaldre (y menos mal porque ya casi no quedan por mi culpa), he bajado un poco las cantidades.

   Extendemos la plancha de hojaldre y la cortamos haciendo rectángulos, después con un cortapastas circular pequeño, le hacemos un agujero en el centro. Los disponemos en una bandeja de horno con papel sulfurizado y los horneamos unos 20 minutos, hasta que hayan subido y empicen a dorarse. Después enfriamos en una rejilla.

Mientras hacemos un almíbar, poniendo en una cacerola 300 ml de agua, 500 gr de azúcar y 2 cucharadas soperas de miel. Llevamos a ebullición y lo dejamos hervir durante cinco minutos, después bajamos el fuego y vamos bañando en él los hojaldres, dejandolos introducidos unos 30 segundos para que empapen. Los vamos disponiendo en una fuente, y si podeis aguantar, al día siguiente es cierto (como dice Jose Manuel) que están más buenos.