FOCACCIA

   Este es un pan típico italiano que yo tenía ganas de hacer desde hace tiempo, porque me llamaba la atención eso de que llevara sal gorda por encima. Es un pan plano y tiene muchas variantes, con aceitunas, hierbas, cebolla, etc, yo he empezado haciendo el clásico y básico, pero a partir de aquí seguro que repetiré. 

   ¿Sabes cuando te pones delante un plato de aceite de oliva con sal encima y te coges una barrita de pan caliente y empiezas a mojar a pellizquitos? Pues así me ha sabido la focaccia.

    Se pone en la panificadora 300 ml de agua con cuatro cucharadas de aceite de oliva y una cucharadita de sal. Se le añaden 500 gr de harina de fuerza y en una esquinita hacemos un pequeño agujero (sin que llegue al agua) y le ponemos un sobre de levadura de panadería. Programamos la máquina para que haga amasado y levado, que dura 1 hora y media.

   Pasado este tiempo sacamos la masa y la ponemos en na superficie ligeramente enharinada y la amasamos un poco a mano pasa sacarle el aire. La estiramos con ayuda de un rodillo, formando un rectángulo. Rociamos la mitad de la masa con un poco de aceite de oliva virgen y lo extendemos por esa mitad con un pincel, sin llegar con el aceite a los bordes, que humedecemos con agua.

   Cerramos la parte que no tiene aceite sobre la otra, en forma de libro y presionamos los bordes para que se queden bien sellados. Ponemos en la fuente del horno un papel vegetal y pasamos allí el pan. Hundimos con los nudillos la superficie para hacer los pequeños hoyos característicos de la focaccia y tapamos con un paño de cocina, durante unos 30-45 minutos en un lugar templado hasta que suba.

   Precalentamos el horno a 200º y pintamos con otro chorrín de aceite de oliva virgen la superficie del pan, espolvoreamos con sal gorda y horneamos durante 30 minutos aproximadamente, hasta que se dore.

   Retiramos del horno y dejamos enfriar en una rejilla para que no se humedezca por debajo. Servir el mismo día frio o caliente, que está más rico que al día siguiente (aunque lo que quedó ya durito, tampoco estaba malo).